Después de que el rey Benjamín animó a su audiencia del Libro de Mormón a “[despojarse] del hombre natural” (Mosíah 3:19), sus oyentes “se habían visto a sí mismos en su propio estado” (Mosíah 4:2) y sintieron remordimiento.
“No pusieron excusas”, dijo el élder David P. Homer, Setenta Autoridad General, en un devocional del Ensign College (en inglés). “No culparon a nadie más. ... Su reflexión personal y honesta los llevó a ver que necesitaban ayuda. Y sabiendo que necesitaban ayuda, recurrieron a Jesucristo”.
Aunque muchos se desvíen de la seguridad y las bendiciones del evangelio de Jesucristo, enseñó el élder Homer, pueden optar por regresar.
“Amigos míos, las decisiones y elecciones importan”.
El élder Homer habló ante estudiantes y profesores el martes, 10 de octubre en Salt Lake City. Su mensaje, que gira en torno a la parábola del hijo pródigo, destacó que la felicidad duradera se obtiene al “hacer lo mejor que podemos para amar a Dios, amar y servir a los demás, buscar activamente la obediencia y arrepentirnos cuando fallamos”.
Lecciones del hijo pródigo
Lucas 15 relata a Cristo ofreciendo tres parábolas sobre cómo encontrar lo que se ha perdido, incluyendo la parábola del hijo pródigo. El élder Homer dijo que esta historia — que habla de un hombre que regresa a casa después de desperdiciar todo lo que tenía viviendo desenfrenadamente — enseña siete lecciones:
La parábola del Salvador es una historia de redención sobre la elección de regresar y buscar el perdón mediante el arrepentimiento.
Las elecciones importan
El élder Homer dijo, “Si bien gran parte de lo que [el mundo] vende es apasionante y estimulante, al final no aporta seguridad, felicidad, esperanza, paz ni propósito duraderos”.
El hijo pródigo finalmente se dio cuenta de esto y, “al ver con claridad dónde estaba y en quién se había convertido”, dijo el élder Homer, “no le gustó lo que vio. Así que decidió regresar a su casa, confesar lo que había hecho y pedir ayuda a su padre”.
Afortunadamente, el Padre Celestial, mediante Su amor, ha proporcionado a Sus hijos mandamientos para mantenerlos a salvo, convenios para mantenerlos fuertes y albedrío para ayudarlos a crecer. “Y, porque Él nos ama”, dijo el élder Homer, “nos dio el regalo incomparable de Su Hijo Unigénito, quien nos mostrará el camino y nos ayudará a cerrar la brecha cuando lo necesitemos”.
Dijo: “Nuestras decisiones son como bisagras sobre las cuales giran las puertas de la eternidad”. Los hijos de Dios son libres de elegir su camino en la vida, pero “una vez que tomemos esas decisiones, estaremos atados a las consecuencias que deben seguir. ... Aprendan a tomar decisiones correctas”.
El perdón y el arrepentimiento son posibles
“El arrepentimiento y el perdón están disponibles cuando los necesitamos”, testificó el élder Homer, incluso para aquellos que sienten que no hay esperanza de poder regresar.
El Setenta Autoridad General compartió las palabras de una madre y un padre jóvenes que se habían perdido pero regresaron al evangelio para sellarse en el templo. La madre, relató el élder Homer, dijo: “’Estoy muy agradecida de haber superado los sentimientos de culpa que Satanás quería que sintiéramos’”. El padre había compartido un sentimiento similar: “‘Nuestro Padre Celestial sólo quiere que volvamos a casa’”.
Aquellos que tardan en perdonar a los demás — como el hermano del hijo pródigo, que “se enojó” por la cálida bienvenida que se le dio al pródigo (Lucas 15:28) — pueden reconocer que el perdón trae paz.
“Aferrarnos a nuestra amargura y enojo puede parecer perfectamente razonable”, dijo el élder Homer, “pero puede desviar nuestra atención de las cosas positivas de nuestra vida y limitar nuestro acceso al poder sanador de la expiación de Jesucristo”.
‘Es bueno quedarse’
Después de que el regreso del hijo pródigo fuera recibido con celebración, su hermano se sintió abandonado por sus años de vida recta. Sin embargo, su padre le dio un mensaje reconfortante: “Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas” (Lucas 15:31).
El élder Homer dijo: “El punto parece ser: ‘Siempre has estado conmigo. Y porque te quedaste e hiciste lo que se te pidió, no tuviste que sufrir el dolor que experimentó tu hermano. Gracias a tu fidelidad, todo lo que tengo es tuyo’”.
Una mujer sabia le había compartido al élder Homer que “decidir quedarse es diferente a no irse. No irse es pasivo, mientras que elegir quedarse es un acto intencional que abarca todas las cosas positivas que trae vivir el evangelio’”.
Cuando se enfrentan a la oposición de otros, los que guardan los convenios no pueden “prestar atención a aquellos que puedan degradar o criticar su decisión de creer. ... Pensamos a menudo en quienes nos dejan. Y aunque lamentamos cada partida, nunca debemos olvidar a los millones que se quedan”.
ncG1vNJzZmivp6x7tbTEnJ%2BuqpOdu6bD0meaqKVfmsBwssRmraKukWR%2FcX6SaGhpZ2FlfHN%2FmGppa29pZK6xvsSnm5qmXZZ6tbvMmqlmnJWYtrS1zqecrGWTpL%2BzscKtmKxlkaO2rq2MnqNmnZyZsrN5x6iknqpdmrtusc2soKCmXZi8rbjEoJw%3D